martes, 27 de septiembre de 2016

La Vitamina C - parte 2

Puesto que acerca de la Vitamina C podríamos decir tantas cosas, finalizaremos hoy todo lo relativo a dicha vitamina tal cual comenté en el artículo anterior.

Un dato importante es que se le considera la pionera en el uso de la Medicina ortomolecular, es decir, la toma de ciertos principios químicos a dosis relativamente altas y siempre con fines terapéuticos. Expliquemos levemente pues, en qué consiste dicha terapéutica y qué finalidad tiene.


Medicina ortomolecular

El uso de altas dosis de vitamina C fue promovido por Linus Pauling, el cual dedujo que el hombre era el único animal, junto con el murciélago de la India y la cobaya, que no sintetizaba esta vitamina de forma fisiológica.

La estructura química de la vitamina C es similar a la de la glucosa, como ya hemos comentado, por ello la mayoría de los animales utilizan la glucosa para transformarla en vitamina. Esto explica el porque los animales no requieren en ningún caso complementos de vitamina C, pues su propio organismo está capacitado para producirla de forma innata en la cantidad necesaria. El hecho de que el ser humano no sea capaz a llevar a cabo esta transformación desde la glucosa se debe simplemente a un problema de adaptación.

Linus comprobó entonces que la dosis diaria que necesitan sintetizar los animales era mucho más alta que la que nosotros ingerimos a través de la dieta cada día. De esta forma dedujo posteriormente la relación entre el déficit de vitamina C y ciertas enfermedades degenerativas propias exclusivamente del ser humano y no existentes en el mundo animal. Concluyendo entonces que si tomáramos altas dosis de la vitamina, en una proporción similar a la que producen los animales de modo fisiológico, nos protegeríamos de dicha degeneración. Para llegar a esta conclusión quiso evidenciarlo en sí mismo administrándose las dosis directamente, pues además Linus era una persona con una salud debilitada y un terreno de frecuentes infecciones con bajo rendimiento energético.

Fue entonces cuando surgió la llamada medicina ortomolecular:
Aportar a la célula el entorno molecular adecuado para mejorar su comportamiento de una manera más óptima y aumentar así el rendimiento físico-psíquico de la persona, extendiendo dicha definición no sólo al campo de aplicación de la vitamina C sino a todo el resto de elementos químicos que componen el organismo humano.

La parte negativa de esta teoría es que la ingesta de altas dosis de cualquier elemento no significa siempre la entrada al 100% de dicha sustancia dentro del citoplasma celular, en cambio los animales ya sintetizan la vitamina C desde dentro de la célula, no por vía oral de forma externa.

También se ha demostrado con la evolución de la ciencia que la administración de megadosis de vitamina C de forma mantenida en el tiempo provoca un escorbuto de rebote una vez interrumpido el tratamiento, ya que la célula se defiende de dichas dosis tan altas dejando de absorber parte de la misma y cuando más adelante realmente necesitas administrarla de modo externo para una patología concreta, la absorción se ha visto anulada. Por ello se aconseja utilizar las megadosis para tratamientos puntuales durante un periodo de tiempo específico y controlado en todo momento por un terapeuta específico.

En todo caso unirla siempre a un complejo de ácido fólico y bioflavonoides que aumenten la dosis intracelular, tal y como se aconseja por ejemplo en los tratamientos oncológicos.

Además de estos requisitos sobre el la dosis recomendada, hemos de tener en cuenta unos puntos muy concretos en el campo de acción de tres tipos concretos de pacientes o terrenos:

  • Cuando administramos vitamina C sobre un campo no oxidado que se verá posteriormente expuesto a un daño oxidativo, la vitamina actúa como un antioxidante para disminuir dicha oxidación en un futuro próximo. Es decir, hacemos una terapia de prevención contra los radicales libres.
  • Si por contra el terreno de la persona ya está oxidado, la ingesta de vitamina C potencia aún más la oxidación, tal y como ocurre por ejemplo en el caso de los fumadores, que deberían tener contraindicada su administración.
  • Finalmente, si dicha ingesta de vitamina C es a través de los alimentos, por ejemplo mediante una dieta con abundantes crudos, en ningún caso existen dichas contraindicaciones, pues la vitamina actúa siempre entonces como un potente antioxidante. Esto es porque en la naturaleza de los alimentos se presenta siempre rodeada de sustancias que impiden que se oxide dentro de nuestro organismo, favoreciendo entonces las reacciones de neutralización de radicales libres.


Alimentos con alta riqueza

Dentro del grupo de las frutas las que poseen mayor concentración son los cítricos como la naranja, limón, pomelo, kiwi, guayaba, ciruela kakadu, camu camu, escaramujo, acerola, grosella negra y roja, caqui, papaya, fresa, melón, pomelo frambuesa, mandarina, mango y lima. Siempre teniendo en cuenta la cercanía de su cultivo, dando preferencia a los autóctonos de la zona donde nos encontremos, ya que la delicadeza de esta vitamina favorece su pérdida durante los largos viajes de transporte de alimentos importados desde el extranjero.

Dentro de los vegetales y las hortalizas estaría el pimiento rojo como uno de los más concentrados; después iría el perejil, el brécol, las coles de Bruselas, la coliflor y las espinacas.

De modo que dos raciones de fruta y dos platos de ensalada con verdura cruda variada ya cubrirían la dosis de vitamina C que necesita nuestro organismo diariamente para llevar a cabo sus funciones vitales y no desarrollar un escorbuto por deficiencia. En el caso por ejemplo del kiwi una porción ya cubriría la C.D.R., puesto que 100 gr de éste corresponden justamente a 80 mg de vitamina C, pero siempre haciendo mención a que sean alimentos de temporada y de la zona.

Los fumadores necesitan un 20% más de vitamina C en la dieta que el resto, ya que presentan deficiencia, pues el tabaco la destruye constantemente por su alto aporte de elementos oxidativos. Por ello han de acostumbrarse a aderezar los platos con unas gotas de zumo de limón, ponerse pimiento crudo de forma regular en las ensaladas y optar por zumos concentrados como los de camu camu en polvo de buena calidad.

La piel se hidrata notablemente cuando consumes abundantes antioxidantes, por esta razón el tabaco produce como uno de los primeros síntomas un envejecimiento prematuro de la piel por un aumento de su oxidación. Cuando comenzamos a ingerir dosis correctas de potentes antioxidantes como la vitamina C la piel es el primer indicativo de sus efectos positivos.


Sintomatología por deficiencia (escorbuto)

Boca: rojez, sangrado de encías, periodontitis, desmineralización de la dentina, deformación y aumento de movilidad de los dientes.
General: fragilidad capilar y ósea, defectos en el tejido conectivo, malestar generalizado con cansancio y debilidad muscular, disnea y anemia.
Síndrome hemorrágico: petequias y equimosis, hemorragias generales de todo el organismo incluso a nivel de órganos internos y vísceras, hematuria y derrame cerebral.


Indicaciones en base a la Evidencia Científica

Evidencia A


  • Deficiencia de vitamina C o escorbuto.


Evidencia B


  • Prevención del resfriado común en maratonianos y personas que practican deportes extremos como el esquí de fondo.
  • Infección urinaria durante el embarazo.
  • Aumento de la absorción del hierro.


Evidencia C


  • Cáncer:

    1. Cáncer de mama, endometrio, colorrectal y próstata.
    2. Cardioprotector y coadyuvante durante la aplicación de quimioterapia.
    3. Prevención y tratamiento de tumores malignos.

  • Cardiovascular:

    1. Tratamiento de enfermedades isquémicas cardiacas.
    2. ICTUS.
    3. Insuficiencia venosa crónica.
    4. Hipertensión.
    5. Anemia.
    6. Protoporfiria eritropoyética.
    7. Hiperlipemia.
    8. Anomalías metabólicas diversas, entre ellas el Síndrome Metabólico o Síndrome X.
    9. Tratamiento de base de hematomas espontáneos frecuentes o de difícil remisión causados por una debilidad de las paredes capilares.

  • Piel y tejido conjuntivo:

    1. Cicatrización de quemaduras.
    2. Remisión del eritema solar.
    3. A nivel tópico para el tratamiento de úlceras de decúbito o por presión.
    4. Prevención de arrugas y de manchas en la piel por hiperpigmentación.

  • Terreno inflamatorio:

    1. Aplicación en los diferentes subtipos de artritis y algunas variedades de artrosis.
    2. Vaginitis.
    3. Asma, por su efecto antihistamínico.
    4. Fibrosis quística.
    5. Enfermedad pulmonar de diversa índole, así como neumonía.

  • Eje renal-hepático:

    1. Tratamiento de la diabetes mellitus tipo II y prevención de la consecuente retinopatía diabética.
    2. Nefropatía por contrastes.
    3. Proteinuria.
    4. Enfermedad vesicular o hepática.
    5. Toxicidad por cúmulo de plomo.

  • En el campo del sistema nervioso:

    1. Mejoría general de la enfermedad del Parkinson o del Alzheimer.
    2. Autismo.
    3. Tratamiento del Síndrome de Sudeck con distrofia simpático-refleja asociada a una previa fractura con mala evolución.

  • En infecciones:

    1. Implantación del Elicobacter Pylori.
    2. Virus VIH del sida.

  • En otros sectores:

    1. Disminución de la mortalidad por enfermedades crónicas.
    2. Optimización de los meses de embarazo.
    3. Tratamiento del niño prematuro.
    4. Mejor tolerancia a la administración de nitroglicerina y sus derivados.
    5. Prevención de la degeneración macular.
    6. Recuperación física tras una sesión de ejercicio intenso.
    7. Analgésico potente en el campo de la medicina del dolor, ya que en estos pacientes sus reservas se encuentran agotadas.

Precauciones en su administración

Según dichas explicaciones basadas en la literatura experimental, nos hacemos conscientes de la importancia en la elección precisa de la dosis a la hora de su indicación terapéutica específica, con posible aparición de diarrea a partir de los 3gr. Aunque ya sabemos que dicho número es siempre orientativo y condicionado a cada caso.

Además, ya que la vitamina C es eliminada en gran parte por el riñón en forma de oxalatos, no se deben administrar más de 50 mg al día en pacientes con litiasis renal por oxalatos. Ocurre exactamente igual en el supuesto de presentar una insuficiencia renal, para evitar un exceso de trabajo por parte del riñón al intentar eliminar la cantidad sobrante.

Personas con diagnóstico de hemocromatosis o hemosiderosis, es decir, presencia de depósitos de hierro de origen congénito o adquirido; no han de tomar suplementos de vitamina C por su sinergia absortiva ferrosa.

Existe un caso en la literatura donde se deja constancia de que una dosis por encima de lo 4'5 gr/día produce un aumento de la glucosa en el paciente diabético debido a su similitud con la molécula de glucosa. Esto es porque a dicha dosis inhibe la glucosuria (eliminación de glucosa a través de la orina) y en consecuencia aumenta la glicemia (nivel de glucosa en sangre). Pero, como bien describimos, es un caso muy particular.

Las personas con deficiencia de la enzima glucosa-6-deshidrogenasa, esto es, la enfermedad de favismo; tampoco deben ingerir complementos de vitamina C ya que se trata de un tipo de anemia hemolítica.


Interacciones farmacológicas

No debemos tomarla conjuntamente con fármacos anticoagulantes como el “sintron”, pues aumentaríamos el riesgo de sangrado.

Así mismo potencia el efecto de las anfetaminas, porque ambos son estimulantes cerebrales similares a la adrenalina y la noradrenalina.

Si se administra unida a la aplicación de quimioterápicos puede disminuir los efectos del tratamiento oncológico, ya que aumenta las fases I y II de metabolización de toxinas a través del hígado. Por tanto, como no existe consenso en este punto, lo más correcto sería evitar su indicación o estudiar el caso ampliamente en base a los estudios de última generación.

Por último, también puede potenciar el efecto de los corticoides orales.


Conclusiones


Los fumadores han de aumentar la ingesta de vitamina C, ya que tienen sus reservas agotadas a causa del terreno oxidativo generalizado que presentan. Pero en estos pacientes la dosis ingerida ha de venir siempre de la propia alimentación y no en forma de suplementos.

Las personas sanas han de potenciar su consumo a través de una amplia variedad de frutas y hortalizas crudas adecuadas a cada temporada estacional. Y paralelamente se debería reservar la complementación para tratamientos concretos puntuales o personas con deficiencia por causa patológica específica. De esta manera será como nos quedaremos sólo con la amplia parte positiva de su recomendación terapéutica y dejaremos de lado sus posibles riesgos por exceso o mala praxis.

Esto es porque la vitamina C, al igual que cualquier otro elemento químico, no está exenta de precauciones, por ello se ha de usar bajo la supervisión de nuestro terapeuta y sustentada en un indicación clara, no de forma automática. Cuando dicha indicación es real será entonces cuando nos beneficiaremos de sus grandes resultados de forma rápida e incluso sorprendente.

Si optamos por la medicina ortomolecular las dosis pueden llegar a los 20 ó 30 gr diarios, vendida en botes de 0'5 kg de polvo de ácido ascórbico. Se trata pues de un tratamiento acotado en el tiempo y debidamente argumentado por un terapeuta, sólo así presenta beneficios por encima de los perjuicios.

La evidencia más actual aconseja dosis de en torno a 500 o 2000 mg diarios, y en algún caso 3 gr, como dosis de mayor aprovechamiento terapéutico y máxima efectividad.


Todo elemento natural tiene también una medida en torno a la cual gira su beneficio, pero dicha medida es altamente subjetiva, hemos de saberla encontrar y adaptar a cada terreno personal.


El equilibrio es pues la base de la salud, su búsqueda conlleva un amplio estudio de todos nuestros campos orgánico-funcionales, sin olvidarnos nunca del más básico: el campo emocional. Por ello si lo que queremos alcanzar es dicho equilibrio hemos de buscar cuál es la dosis que cada cuerpo, cada ser humano, cada vibración individual necesita. Y por supuesto la que requiere en cada momento, ya que la vida avanza y cambia, y con ella nuestras necesidades también se van modificando. Esto es porque lo que éramos no es lo que somos ni tampoco lo que seremos, pero en cambio sí que somos en gran parte lo que día a día buscamos y cultivamos, ya sea de una manera consciente o meramente inconsciente guiada por nuestros propios instintos más internos.

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