viernes, 2 de septiembre de 2016

La Diabetes Mellitus Tipo II

Soluciones


La Diabetes Mellitus Tipo II o Secundaria, una enfermedad que hasta hace bien poco parecía bastante controlada, ahora vuelve a adquirir un gran protagonismo en nuestra sociedad plasmado en un aumento progresivo de casos. ¿A qué se debe este paso hacia atrás?

Si echamos un vistazo a las causas más frecuentes de la Diabetes, vemos que todas ellas guardan un denominador común, pues la mayoría están relacionadas con los hábitos de vida propios de la era moderna, que en muchas ocasiones tanto daño nos causan y de los cuales a veces ni siquiera somos conscientes. De esta forma, incluso cuando tratamos de cuidar nuestra alimentación, no nos damos cuenta de ciertos ingredientes añadidos que llevan muchos de los productos que consumimos día a día, por supuesto añadidos innecesarios que sólo tratan de mejorar el sabor del alimentos a toda costa, pero en ningún caso se preocupan de cuidar nuestra salud.

Dicha relación directa “hábitos – repercusión de enfermedades” se debe en este caso a los siguientes factores de riesgo de la Diabetes Mellitus Tipo II:

Col Kale
  • Cada uno de los componentes que engloba el llamado Síndrome Metabólico o Síndrome X; donde se incluyen la hipertensión, la hipercolesterolemia, la  hipertrigliceridemia y la obesidad o sobrepeso. Todo ello unido a una falta de ejercicio físico regular.
  • El abuso de ciertos fármacos, que muchas veces son auto-medicados sin tener del todo una conciencia de sus efectos secundarios.
  • A estos puntos le sumamos el estrés, que día a día vamos acumulando hasta finalmente desarrollar síntomas psicosomáticos.
  • La dieta, de gran influencia en muchas patologías, ya que el poderoso mundo de los alimentos refinados y los azúcares simples son uno de los terrores de nuestro agotado páncreas. Así como el exceso de grasas animales y de alcohol. Recordemos siempre que el color verde es sinónimo de alimento - medicina.
  • A través de la dieta regulamos también nuestro pH orgánico, el cual si tiende a la acidificación crea un terreno de riesgo para el correcto metabolismo de la glucosa. Por esta razón el predominio de lácteos, sobretodo leche y quesos de origen vacuno y bajo sobreexplotación ganadera, también influye en la predisposición de dicha patología.
  • A su vez, cuando dejamos pasar muchas horas seguidas sin ingerir ningún alimento se produce en nuestra sangre un pico de glucosa que exige un sobreesfuerzo pancreático. Debido a este razonamiento es siempre mejor hacer varias comidas al día pequeñas, por ejemplo 5 con tentempiés a media mañana y media tarde e incluso una pequeña toma antes de acostarse, que no tres muy abundantes y separadas en el tiempo.
  • Y sin olvidar finalmente el componente hereditario, que en este caso juega un papel importante en la predisposición de nuestros genes. Así como la edad avanzada de riesgo, que se sitúa en torno a los 40 años.

Pero para entender todo este proceso y mentalizarse de la importancia de tomar solucionos y cuidarse en la rutina diaria, hemos de entender mínimamente en que consiste la fisiopatología de esta enfermedad:

Tanto la glucosa ingerida como la producida internamente por nuestro propio organismo necesitan entrar en las células para llegar a sus mitocondrias y así poder transformarse en energía aprovechable por nuestro organismo. Si dicha entrada no se produce, la glucosa queda libre en sangre y es cuando daña nuestros tejidos. La insulina producida por el páncreas es la encargada de transportar la glucosa a nivel intracelular. Por lo que si la demanda de insulina se vuelve excesivamente constante a medio plazo agotamos la capacidad de trabajo de las células pancreáticas, careciendo pues de la indispensable insulina. Dicha glucosa libre se une a las proteínas y grasas del torrente sanguíneo desarrollando las llamadas glicosilaciones enzimáticas, que se comportan como verdaderos productos oxidativos.

Antioxidantes

La oxidación abre puerta entonces a toda una reacción inflamatoria que deteriora:

  • Las paredes vasculares, produciendo ateroesclerosis.
  • Los pequeños vasos de la retina, dando lugar a la retinopatía diabética y la ceguera; los vasos del riñón, con la consecuentes nefropatías, y de las zonas periféricas, lo que provoca que las heridas cicatricen lentamente y sólo sea posible la amputación de miembros distales.
  • La rama nerviosa también resulta afectada desarrollando neuropatía sensitiva, así como la rama motora con la consecuente neuropatía motora y la vegetativa que finaliza en una neuropatía vegetativa.
  • Y por último el fallo en el funcionamiento de nuestro sistema inmune, con la propensión constante a diversas infecciones.


Alternativas naturales al azúcar blanco
Los alimentos con un índice glicémico alto son los que producen mayor cantidad de glicosilaciones. Si este proceso no se para, mediante una correcta alimentación y un programa de ejercicio diario, la glucemia aumenta progresivamente cada vez más y con ella aumenta nuestro pH, pudiendo desembocar finalmente en una acidosis metabólica que desnaturaliza nuestras células y en el último término mata. El alimento con mayor índice glicémico es, como ya sabemos, la glucosa, es decir, el azúcar blanco; pero tenemos otras alternativas como el azúcar de flor de coco, opción que yo personalmente encuentro súper interesante por su sinfín de propiedades o las melazas de cereales, por ejemplo el sirope de arroz ecológico.

Pero si detectamos rápido los factores de riesgo de la enfermedad y normalizamos el peso, aún las células de nuestro páncreas estarán a tiempo de recuperar su capacidad de trabajo y normalizar todo el proceso, sin requerir ningún aporte extra de insulina vía inyectable. Ya que en fases más avanzadas las células pancreáticas se anulan por completo y no existe terreno alguno que poder regenerar o estimular.

Los síntomas más frecuentes que nos harían sospechar sobre la enfermedad serían:
  1. Vista cansada o borrosa.
  2. Sensación continua de sed con micción frecuente.
  3. Fatiga y debilidad sin causa aparente.
  4. Sensación de hambre desproporcionada.
  5. Pérdida de peso rápida e inexplicable.
  6. Úlceras que tardan mucho en curar.
  7. Hormigueo o parestesias.
  8. Digestiones pesadas o dispepsia y en ocasiones náuseas.
  9. Desarreglos intestinales y dolor abdominal.
  10. Irritabilidad constante y cambios de humor repentinos.

Para poner freno a todo este proceso, se trata simplemente de mantener lo más estable posible el nivel de glucosa a lo largo de todo el día, evitando los picos de hiperglucemia. Para alcanzar este objetivo deberíamos seguir las siguientes pautas:

  • Hacer tres comidas principales y entre ellas dos o tres tentempiés a base de hidratos de carbono complejos para acortar al máximo el periodo de ayuno. Incluyendo también un tentempié antes de acostarse, ya que la hipoglucemia nocturna es de las más peligrosas, puesto que es la de mayor duración.
  • Se debe intentar que todas las comidas tengan un aporte similar de carbohidratos, de en torno a un 60 %. La proteína sería de un 10%, predominando en todo caso la de origen vegetal como legumbres y derivados de la soja, ya que se ha visto que las personas vegetarianas presentan un menor porcentaje de riesgo a esta patología. Y el 30 % restante correspondería a la porción lipídica, a base de grasas cardiosaludables como el aceite de oliva virgen extra, los aceites de semillas prensados en frío y los omega tres que aportan el pescado azul de pequeño tamaño, la chía, el lino o las nueces.
  • El aporte de fibra es de gran interés, sobretodo la de tipo soluble como la avena, la inulina y los FOS en general, la pectina de la manzana o los betaglucanos de diversas setas y hongos.
  • El alcohol estaría totalmente contraindicado, por su influencia en la acidosis del pH orgánico.
  • Por el contrario, para favorecer la alcalosis, hemos de aumentar nuestro aporte de potasio mediante infusiones, caldos y abundantes verduras u hortalizas, especialmente las de color verde oscuro por su aporte en clorofila, como es el caso de importantes algas como la Espirulina y la Chlorella u otros superalimentos como la Hierba de Cebada, de Trigo o de Avena. Sin olvidar por ello la importancia de los frutos secos, en todo caso crudos y sin sal.
  • Es fundamental la hidratación constante, para favorecer una adecuada diuresis y mejorar así todo el terreno renal. Por ello se aconseja además cocinar sin sal, introduciendo como sustitutos las hierbas aromáticas, especias como el orégano o la canela o condimentos sustitutivos naturales que carecen de sodio pero presentan un gusto similar.
  • Se ha demostrado que las infusiones de estevia resultan de gran ayuda para mantener estable el nivel de glucosa entre dos comidas debido a su concentración en heterósidos de esteviol. Por ello es un hábito a tener en cuenta edulcorar las infusiones con hojas de estevia.
Estevia en hojas
  • Hemos de tener a mano siempre una tabla de alimentos clasificados por su nivel glicémico. Este punto es de extrema importancia, de manera que podamos hacer predominar los que tengan un índice más bajo, ya que son los que producen un menor pico insulínico. Así comprobaremos como los alimentos más aconsejados son toda la gama de verduras con gran cantidad de agua (no por tanto otras como la remolacha o la calabaza), así como el amplio abanico de los alimentos integrales. Evitando al mismo tiempo los de alto índice, donde encontraremos los azúcares simples, las harinas y cereales refinados o las grasas saturadas de origen animal.

A parte de la alimentación, tenemos otras ayudas naturales que nos pueden resultar de gran ayuda. Así por ejemplo:

  • La fibra de tipo soluble del fenogreco, el glucomanano, la goma guar o el psyllium mantiene estable nuestra glucemia.
  • El ácido alfa lipoico, el cromo, la levadura de cerveza, la onagra y el aceite de pescado disminuyen la resistencia celular al paso de la insulina.
  • El ginseng (mejor si es el de origen siberiano), la albahaca, la alcaravea, la sábila y la cebolla son hipoglucemiantes.
  • El arándano negro protege nuestra retina del daño oxidativo.
  • La coenzima Q-10, el zinc y las vitaminas C y E son también potentes antioxidantes de todo el entramado arterio-venoso.
  • La L-carnitina y la vitamina B3 inhiben el daño cardiovascular.
  • El magnesio contrarresta el arrastre renal de minerales, consecuencia del daño nefrótico.
  • El eje de oligoterapia zinc – níquel – cobalto regula el funcionamiento de nuestro páncreas.
  • La fitoterapia a base de alcachofera, vainas de judía, travalera, olivo, pau d’arco, colpachi mejoran la producción insulínica de los islotes pancreáticos.
  • La momórdica y la gymnema, procedentes de la medicina Ayurvédica, también ofrecen resultados muy positivos.

Estevia verde en polvo puro
  • El HCA o Hidrocitrato es un componente procedente del fruto de la Garcinia Cambogia también presenta gran eficacia en el control de la insulina.

  • Un tratamiento sencillo de gran ayuda es tomar cada mañana en ayunas una cucharadita de estevia verde pura en polvo con un poco de canela de Ceilán y limón recién exprimido.



Gracias a todo este amplio soporte podemos conseguir que el metabolismo de nuestros hidratos de carbono recupere su normalidad. Sabiendo que el rango ideal de glucosa en sangre ha de estar por debajo de 100, que entre 100 y 126 somos considerados pacientes de riesgo y que a partir de 200 nuestro páncreas ya está enfermando.

De esta manera vemos una vez más como nuestro estilo de vida guarda una estrecha relación con nuestra salud y en consecuencia con nuestro futuro y nuestra calidad de vida. El pequeño cuidado del día a día, el “mimo” de nosotros mismos, es la clave de un futuro saludable.


Para amar a los demás primero nos hemos de amar a nosotros mismos... ¡Qué bonito es cuidarse!


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