domingo, 17 de julio de 2016

Cremas frías y ligeras para cuidarnos en verano


¿Cómo lleváis el calor de estos días?


Estamos en verano y el cuerpo nos pide platos diferentes, repletos de frescura, que nos nutran por dentro pero que no nos dejen pesados. Al mismo tiempo tenemos menos ganas de cocinar, las recetas laboriosas de largo tiempo al "chup-chup" quedan relegadas para el otoño y bien llegado el invierno.

Es por eso que hoy os presento cuatro cremas, con cuatro ingredientes y en cuatro minutos. Rápido, rico y nutritivo, adjetivos que deberían cumplir la gran mayoría de nuestros platos.

Simplemente necesitamos una batidora de vaso, cuanto más potente mejor, o bien una buena batidora manual, ya con eso es suficiente. Si tenéis un robot de cocina de esos que hacen de todo, pues por supuesto que también nos sirve. La base es un instrumento de cocina cuya función sea triturar.

Vamos allá entonces a por los 4 secretos de hoy:


1 -> CREMA PÚRPURA DE ESPÁRRAGOS


  • Un bote de espárragos
  • Una remolacha pequeña
  • Una cucharilla de mostaza de Dijon fina
  • Raíz de jengibre

Antes de nada buscamos un buen bote de espárragos, lo más natural posible, en este caso el calibre no nos importa, damos prioridad a los ingredientes de la conserva, si puede ser sólo agua y sal perfecto (sería lo que deberían llevar todas las conservas...). E intentaremos siempre que las conservas vayan en bote de cristal. Ya entonces añadimos nuestros espárragos escurridos y lavados al vaso batidor.

Después una remolacha pequeña, si la encontráis fresca sería genial, pero como no siempre están disponibles, las semiconservas de remolacha cocida están muy bien y a muy buen precio. Con frotarla un poco bajo el grifo suficiente.

Seguimos con una cucharilla de mostaza, mirad que lleve poca sal (especificado a veces como sodio en el análisis nutricional) y sin metabisulfito, mejor si en los ingrediente incluye cúrcuma.

Por último la raíz de jengibre fresca, pelada y rallada. Si no tenéis en ese momento podéis optar por la que va en polvo, también de gran calidad.

Le damos al "play" o a nuestro biceps si estamos ante una batidora de mano :-) y listo para degustar.


2 -> CREMA DULCE DE CALABAZA Y ZANAHORIA


  • Una rodaja de calabaza cruda (sí... cruda! si no la habéis descubierto aún, este es el momento, ¡os sorprenderá!)
  • Una zanahoria fresca
  • Estevia verde en polvo
  • Caldo de miso a demanda de la textura deseada

Pelamos la calabaza y la cortamos en dados, si tenéis una buena batidora y la picáis en trozos pequeños, ni siquiera sería necesario pelarla, siempre que la hayamos lavado previamente. Obtendremos así un extra de fibra muy recomendable.

Añadimos después la zanahoria pelada fino, si es ecológica con sólo rasparla bastaría.

Ahora la media cucharilla de estevia verde en polvo. Es un tipo de estevia natural 100%, simplemente la planta triturada, sin requerir ningún proceso de fabricación para extraer sus esteviósidos ni refinarla en ninguna de sus formas para concentrar su dulzcor, la planta sin más convertida en polvo muy fino. Es muy fácil de usar y nos aportará el toque dulce que buscamos.

Por último incorporamos el caldo de miso. Podéis hacerlo vosotros mismos en el momento, simplemente disolviendo una cucharadita de la pasta en un poco de agua caliente (ahora en verano mejor optad por el shiro miso o miso blanco que es el más suave) o bien, si aún queremos acelerar más el proceso, nos decantamos por un brick de miso ya preparado; los hay de buena calidad, con ingredientes muy básicos y en esta receta nos va perfecto.

Trituramos todo bien y vamos añadiendo el líquido del caldo necesario hasta que encontremos la textura que más nos guste. A mí me encantan las cremas y batidos espumosos, tirando a espesos, pero eso es algo muy personal y la creatividad en la cocina es la clave de muchas elaboraciones.


3 -> GAZPACHO MORENO DE KUMATO


  • Cuatro tomates de la variedad kumato
  • Un chorro de vinagre de manzana
  • Una pizca de orégano seco
  • Un toque de pimienta negra

Comenzamos troceando los tomates y añadiéndolos a nuestro vaso batidor. En este caso elegidlos bien maduros, nos aportarán más jugosidad y restaremos su acidez característica. Esta variedad es más dulce y menos ácida, pero si aún así toleráis mal el tomate simplemente tenéis que escaldarlo un minuto para pelarlo y a la hora de trocearlo descartar las pepitas, de esta manera notaréis la diferencia.

Rehogamos con un chorro de vinagre, en todo caso de manzana y en botella de cristal, intentad que sea sin filtrar.

Y finalmente aliñamos con el orégano y la pimienta a nuestro gusto. Triturar y listo.

La más rápida de las 4 alternativas de hoy. Con unos cubitos de hielo picado resulta un granizado ideal para servir en vaso alto y tomar sorbito a sorbito disfrutando del momento.


4 -> GAZPACHO DE SANDÍA


  • Una rodaja grande de sandía
  • Medio pimiento rojo
  • Un trozo de pepino
  • Vinagre de umeboshi

El gazpacho de sandía es un clásico que hoy no podía faltar. Eso sí, le daremos un toque diferente que nos neganchará.

Para elegir la sandía, siempre cuanto más grande más sabrosa y la de piel negra me parece la más auténtica. El color de la carne ha de ser rojo vivo y que "trisque", eso denotará su frescura. La cortamos en dados y la introducimos en el vaso.

El pimiento mejor si es tipo morrón, de piel gruesa. Cuantas más vetas blancas más dulce resultará. Lo partimos a la mitad y le quitamos las pepitas antes de añadirlo a la mezcla.

Cortamos un trozo de pepino. En ningún caso le quitamos la piel, pues así evitaremos que repita. Existe, además, una variedad llamada "pepino alemán", que resulta más suave y es de textura más fina.

Añadimos el vinagre de umeboshi o ume-su, es un aliño que resulta de la maceración en sal de un tipo de ciruela japonesa que concentra un sinfín de propiedades. Más adelante os hablaré de ella y de otras muchas aportaciones que nos regala la dieta Macrobiótica, de la cual forman parte estas ciruelas entre otros muchos condimentos. De sabor está a caballo entre el ácido y el salado, por lo que la cantidad ha de ser mínima, con una cucharadita de café por persona es más que suficiente. Con este mínimo extra potenciaremos el sabor de la sandía.

Trituramos todo el conjunto y a servir. Le podéis espolvorear un poco de menta por encima, aún os resultará más refrescante.


Espero que disfrutéis de alguna de ellas o cada día de una diferente y compartáis vuestras impresiones o nuevos descubrimientos.

Cocinar es dar y recibir, a ti mismo y a quien más quieres.


¡Feliz día cualquiera!


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